El 31 de enero de 1836 fue trasladada la Sagrada Imagen desde su Convento a la Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción de Villaverde del Rio. La Santisima Virgen llegó al pueblo con todo su ajuar y bienes expoliados, por lo que se habla quedado sin nada. Ante tal situación, todos los villaverderos la recibieron con las puertas de sus casas abiertas y haciendole un donativo, parándose la Virgen en cada una de ellas, como muestra de agradecimiento y bendición de la vivienda y de los que la habitaban. Esto es el origen de nuestra tradición de parar la Santísima Virgen en cada una de las puertas de las casas de su recorrido.