"Villaverde que humilde blasona

de prestar a tu culto ovación,

en sus preces te ruega, Patrona,

indulgencia, favor, protección "

(Coplas de la Virgen.)

La Virgen de Aguas Santas tenía antiguamente tres cofradías (así se llamaban antes todas las hermandades, tanto las de gloria como las de penitencia). Una en Sevilla, otra en Villaverde y una tercera en Alcalá del Río. La sede de las tres estaba en la ermita y luego, en tiempo de los franciscanos, en el convento.

La cofradía de Sevilla tenía sus antiguas reglas aprobadas en 1565 y venía el fin de semana más cercano al día de San Miguel, en el mes de Septiembre. Esta hermandad era muy rica, ya que entre sus más de cien cofrades se encontraban nobles, mercaderes poderosos, comerciantes ricos y sacerdotes con cargos importantes. Poseían un valioso estandarte de damasco azul y sus propias andas de plata para la Imagen, y hacían a la Virgen los mejores regalos, tales como vestidos bordados en oro, lámparas de plata o la urna de Alfaro, que costó 7000 reales. Todo esto explica que sea la única, de las tres cofradías, nombrada en las escrituras de cesión de la Imagen a los franciscanos; en la octava condición de dichas escrituras, se comprometían éstos a dar el acomodo necesario a los cofrades de Sevilla cuando vinieran cada año a celebrar su fiesta. Ésta era vistosísima; carretas muy adornadas tiradas por bueyes, música de timbales, trompetas, chirimías, tamboriles y flautas, gente a caballo y en carruajes,...

A finales del siglo XVII dejó de celebrar su romería la cofradía sevillana, y fue en 1715 cuando se reorganizó e hicieron nuevas reglas. En este período venían en la fiesta de Pentecostés.

La cofradía de Villaverde tuvo unas primitivas reglas divididas en treinta y cuatro capítulos y aprobadas en 1572; pero, según constaba en ellas, la existencia de la hermandad era anterior, ya que el capítulo treinta y dos, según fray Juan Álvarez de Sepúlveda, decía: " Se ordena a los hermanos que sean obligados a venir a las vísperas y misas del día de la Natividad, y el siguiente a oficio de difuntos, según las costumbres que en esto tenemos".

Cada cofradía celebraba su romería en fecha diferente; Villaverde tenía el privilegio de ir para el día de la Virgen. Los cofrades villaverderos acudían a la ermita el 7 de Septiembre al oficio religioso de vísperas y al terminar volvían al pueblo; al día siguiente, día de la Natividad, iban muy temprano y sacaban en procesión a la Virgen por los alrededores; después había misa con sermón y, posteriormente, el festejo propio de una romería de las de entonces; al caer la tarde volvían de regreso al pueblo y el día 9 acudían de nuevo para celebrar el oficio por los hermanos difuntos; iban a todos los actos con su estandarte, el que probablemente llevarían enarbolado.

La cofradía de Villaverde participó, junto con las de Alcalá del Río y Sevilla, en todos los actos que se celebraron con la llegada de los franciscanos: traslado del convento de San Francisco del Monte a la ermita de Aguas Santas, traslado de la Imagen de la Virgen desde la ermita a su nuevo convento, etc. Su fiesta la siguió celebrando Villaverde en las mismas fechas, pero ahora en el convento franciscano, menos el oficio de difuntos que lo trasladaron a la parroquia.

Esta cofradía llegó a tener con el tiempo ciertas propiedades, como casas y tierras, que algunos hermanos dejaban al morir a cambio de que se dijesen misas por su alma. Con la invasión francesa y las leyes desamortizadoras del siglo XIX, todo le fue expropiado. Fue ésta una época difícil en que, por su empobrecimiento, muchas cofradías desaparecieron; así ocurrió en Villaverde durante unos años, aunque los cultos a la Patrona nunca se suspendieron.

Hay constancias de una cuarta cofradía de la Virgen de Aguas Santas. Se trata de la Congregación del Rosario, con el título de Aguas Santas que se fundó en la iglesia parroquial de San Pedro de Sevilla en 1715. El fin de la misma no era ir de romería a Villaverde, sino salir de noche por las calles de su parroquia rezando el rosario. Para promover este ejercicio piadoso, se eligió el título de una devoción tan arraigada y extendida en Sevilla como lo era la Virgen de Aguas Santas.

Aparte de Alcalá del Río, no se tiene constancia de que en los demás pueblos vecinos, Cantillana, Brenes, La Rinconada, etc..., a pesar de la gran devoción que se le ha tenido siempre, existieran otras cofradías de la Virgen de Aguas Santas. En Cantillana sí que había una capilla en la iglesia parroquial dedicada a nuestra patrona, era la capilla del Sagrario, presidida por una imagen de la Virgen de Aguas Santas que fue, como la original, salvada de un incendio, éste en 1936. Actualmente procesiona el día del Corpus Christi en el segundo cuerpo de la custodia.

Fue en 1882 cuando, por iniciativa de Lázaro de Rivas Vázquez, se volvió a fundar en nuestro pueblo la cofradía de la Virgen con el nombre de Hermandad de Nuestra Señora de Aguas-Santas. Fueron aprobadas nuevas reglas divididas en nueve capítulos, de las que se conserva un ejemplar en el archivo parroquial. En estas reglas se establecía que para presidir la hermandad se nombraran cada dos años un mayordomo, un secretario, dos consiliarios y un muñidor. Después, estos cargos se nombraban para tres años y desde 1965 se ampliaron los años hasta cinco y también los cargos, hasta un total de doce, poniendo la hermandad bajo la presidencia de un hermano mayor y la vicepresidencia de un mayordomo, como continua en la actualidad.

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